Una historia inacabada by Maggie Cox

autor:Maggie Cox
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico, Novela
publicado: 2014-09-03T22:00:00+00:00

Capítulo 7

GABRIEL no tenía ni idea de cuánto tiempo llevaba durmiendo. Lo único que sabía era que despertarse junto a una desnuda y dormida Lara fue el sueño más delicioso que pudo imaginar nunca.

Se apoyó sobre el codo y apartó suavemente los mechones de cabello oscuros que le cubrían el rostro. Ella estaba tumbada boca abajo, con su hermoso rostro hacia un lado. La colcha le cubría el cuerpo hasta la cintura, dejándole espalda y hombros al descubierto. Fue entonces cuando él vio la mariposa cuyas delicadas alas se extendían sobre la base de la espalda. Lara siempre lo sorprendía. ¿Quién habría pensado que la tímida muchacha que había conocido tantos años atrás se habría hecho un tatuaje, y además uno que solo un amante pudiera ver?

Sacudió la cabeza y suspiró. Inmediatamente, se vio atacado por los celos. Pensar en Lara desnuda con otro hombre, aunque hubiera sido en el pasado, lo hacía sentirse casi físicamente enfermo.

Hacer el amor con ella había sido una de las experiencias más maravillosas de su vida. El hecho de que hubiera compartido con ella secretos muy dolorosos había hecho que la experiencia fuera realmente íntima. Nunca antes había compartido una información tan personal con una mujer. Se echó a temblar y recordó cómo no había podido contener su pena tras alcanzar el clímax... Recordó también que Lara le había recomendado que lo sacara todo y le había dicho que ella estaba allí con él.

Entonces, recordó que no había utilizado preservativo. Ni siquiera se le había pasado por la cabeza. De eso también era la primera vez, pero no resultaba algo tan aceptable. ¿Estaría Lara tomando la píldora? Al menos tendría que habérselo preguntado, pero se había visto tan consumido por el deseo que ella despertaba en él que el pensamiento racional había pasado a un segundo plano.

¿Qué haría él si ella se hubiera quedado embarazada? ¿Qué querría Lara hacer al respecto? ¿Accedería a abortar si él se lo pidiera? Era un concepto tan desagradable que sintió un agudo dolor en el pecho.

En ese preciso momento, Lara se rebulló y abrió los ojos. Gabriel no se podía creer que se hubiera olvidado por un instante lo hermosos que eran: de color café oscuros, enmarcados por unas largas y gloriosas pestañas.

Ella lo estaba mirando como si estuviera presa de un embrujo. Entonces, pareció notar la preocupación de Gabriel.

–¿Te encuentras bien? ¿Cómo te encuentras?

–Me encuentro bien –respondió Gabriel–, puede que mejor que lo que deba. No puedo evitar sentir que soy muy afortunado de haberte vuelto a encontrar, Lara. Supongo que debo de haber hecho algo bueno para agradar a los dioses.

–Tal vez no eres tan malo... –murmuró ella sonriendo.

–¿Es así como me ves? ¿Como un chico malo?

–Creo que hay algo de eso dentro de ti, pero en vez de quitarte carisma, te lo añade.

–Sigue, por favor. No me disgusta escuchar todas las cualidades que me hacen atractivo a una mujer.

–¿Cómo? ¿Y contribuir a engrandecer tu ya inflado ego?

Gabriel se echó a reír y se dio cuenta

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